El pasado mes de diciembre, en el puente de la Inmaculada, acudí a un viaje de 5 días a Bagnères-de-Bigorre, en La Mongie (Francia) con un grupo de amigos para hacer snow y poder disfrutar del primer fin de semana que abrían las puertas la mayoría de las estaciones de esquí.
Esta estación tiene 100 km esquiables, cantidad de telesillas y perchas, pero lo que más me fascina de cada estación, son las peculiares vistas que tiene, tan diferentes y tan iguales a la vez.
Es una estación de lo más recomendable, al igual que la de Jaca (Huesca) , Grandvalira (Andorra) o muchas que se encuentran a lo largo del resto de la geografía española.
El segundo día y debido a un mal cálculo del terreno, sufrí una caída aparatosa por lo que llevo tres meses con una lesión de hombro que me impide realizar cualquier deporte, pero a pesar de todas las adversidades que se presentan cuando realizas una actividad como esta, las ganas de volver a subirme en una tabla y descender por laderas llenas de nieve: ¡no me las quitará nada ni nadie!