martes, 8 de marzo de 2016

La Mongie

El pasado mes de diciembre, en el puente de la Inmaculada, acudí a un viaje de 5 días a Bagnères-de-Bigorre, en La Mongie (Francia) con un grupo de amigos para hacer snow y poder disfrutar del primer fin de semana que abrían las puertas la mayoría de las estaciones de esquí.

Esta estación tiene 100 km esquiables, cantidad de telesillas y perchas, pero lo que más me fascina de cada estación, son las peculiares vistas que tiene, tan diferentes y tan iguales a la vez.

Es una estación de lo más recomendable, al igual que la de Jaca (Huesca) , Grandvalira (Andorra) o muchas que se encuentran a lo largo del resto de la geografía española.





El segundo día y debido a un mal cálculo del terreno, sufrí una caída aparatosa por lo que llevo tres meses con una lesión de hombro que me impide realizar cualquier deporte, pero a pesar de todas las adversidades que se presentan cuando realizas una actividad como esta, las ganas de volver a subirme en una tabla y descender por laderas llenas de nieve: ¡no me las quitará nada ni nadie!




Primer contacto con el snowboard

La primera vez que cambias de esquiar a hacer snow, la sensación es bastante extraña ya que son dos modalidades, que a pesar de ser parecidas, tienen sus grandes diferencias. Una de las principales se basa en la estabilidad del cuerpo, ya que mientras que en el esquí las piernas van separadas entre si y tienes la ayuda de los bastones, en el snow las piernas van fijas y la estabilidad depende de la combinación de peso y movimientos.

Después de decantarme por el snow, me dediqué a ahorrar dinero para comprarme mi primera tabla y las primeras botas, y cual niña pequeña abriendo los regalos de los Reyes Magos aprovechaba cualquier rato o fin de semana libre para poder ir a una pista de esquí, siempre y cuando hubiera nieve, claro está.

Sé que no cualquiera puede disfrutar de deportes como el esquí o el snowboard debido a que no tienen la posibilidad de acceder a una estación de esquí, pero desde mi punto de vista se lo recomendaria probar aunque sea una vez a cada persona.



lunes, 7 de marzo de 2016

Sensaciones en la nieve

Desde que cumplí los 3 años estoy muy unida a los deportes de nieve ya que por cercanía de mi pueblo (Villasana de Mena) con una estación de esquí ( Estación de Esquí de Lunada), hizo que pasara mucho tiempo con mi familia entre montañas nevadas, telesillas y trineos, añadiendo la afición por parte de mis padres de realizar esquí.

Al cumplirse todos y cada uno de los factores mencionados, aprendí con 5 años a esquiar después de caídas y más caídas, pero todo con ayuda de mis padres y la inocencia de una niña que se enamoraba cuando veía caer un copo de nieve, lo cual hacia en aprendizaje mucho más fácil, a parte de que cuando se es pequeño y como dicen mucha gente, "los niños son como esponjas" y yo no iba a ser menos.

A medida que fuí creciendo, acudí a muchas estaciones de esquí nacionales y extranjeras, ya fuera con mis padres o con mis amigos para hacer lo que ya sabía, esquiar, pero con 15 años probé una nueva modalidad de deporte invernal; el Snow